Los
retos son desafíos y oportunidades que nos da la vida para descubrir cualidades
“dormidas” (innatas o innatas-adquiridas).
Aunque
nada es absoluto, pero, por lo general estas afloran como producto de la angustia, de
la lucha por la supervivencia.
Es
aquí cuando miramos hacia nuestro interior, en busca de lo que sabemos hacer;
naciendo de esta manera un Emprendedor.
Para
lo cual es condición necesaria poseer “el bichito de la curiosidad” (característica
de personas que usan el raciocinio, es decir que buscan el porqué y el para qué
de las cosas) y la iniciativa para materializar una idea, haciendo uso de la
creatividad.
Sin
quitarles mérito a los empíricos en la materia (porque existe gente muy hábil y
observadora), nuestra profesión nos permite identificar el proceso, saber que
sucede en ese proceso (para hacer las correcciones correspondientes) y
reemplazar equipos sofisticados por otros artesanales que cumplan la misma
función; pudiendo así lograr la obtención de un producto con una inversión mínima,
como es el caso de emulsiones, fermentaciones, etc.
Por
ejemplo: le explicaba el diagrama de flujo para la Extracción de Principios Activos a un Médico
de Medicina Alternativa y en una de las etapas tenía que someterse la solución
a centrifugación a 5000 rpm. Él me decía ¿y cómo va a conseguir ese
equipo?...Aquí entramos a tallar nosotros, analizando cual es la finalidad de
este paso a seguir para luego reemplazarlo por otro artefacto u otro
procedimiento.
“Reta a una persona y sabrás de lo que
es capaz”.