3 de agosto de 2012

AREMOS


“El que no haya arado y preparado su tierra, cuando lleguen las lluvias no tendrá cosecha; pero el que la haya cultivado, cuidado y preparado con amor, la lluvia le dará el fruto de las semillas que ha sembrado”.
Y esto con la tierra arada, con el trabajo que desempeñamos, con la familia, con el amor, con la moral…
Lo que vale decir que moldear el alma propia o el alma de los hijos, es sembrar. Que proceder en todos los deberes con ajuste al deber es también sembrar. Que amar con lealtad y con nobleza, es sembrar…
Y que la lluvia es la vida, en mil formas diferentes es la vida; llamémosla suerte, felicidad, premio. Que es el fruto obtenido de las semillas que fueron sembradas en tierras de honor, de ternura, de amor, de deberes cumplidos…
De tierras o almas incultas, es inútil esperar cosechas, creer que la prosperidad o el triunfo han de llegar. Nada llega para el que no trabaja; nada se afirma en la existencia del que se acoda a un balcón para mirar cómo la actividad del que ara la tierra se advierte allá abajo.
Aremos la tierra, que arar es trabajar lo mismo nivelando caminos, que dictando cátedra, que difundiendo ideas. 

 

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