Caminaba una señora por la
vereda del Cementerio, cuando la abordó un lavador de carros para comentarle la
situación deplorable en que se encontraba su amigo Jean Pol, quien lucía como
una “piltrafa humana” acurrucado en un rincón, manifestando que solo quería
estar al lado de su padre que había fallecido.
Ella lo convenció para
internarlo en un centro de rehabilitación, llevándole vestimenta para que se
bañara y cambiara, luego lo acompañó al día siguiente; no siendo posible su
internamiento porque tenía que avalarlo un familiar y pagar una tarifa diaria
que no estaba a su alcance.
Ante este impase y
confesándole Jean que había logrado dejar las drogas más no el Alcohol, ella
decidió darle medicamentos para quitarle la depresión y pueda conciliar el
sueño, recomendándole respetar la dosis.
Pasado un tiempo, ella
volvió a pasar por la vereda de enfrente, cuando volteó ante el insistente llamado
de alguien que saltaba detrás de una combi que estaba lavando; era Jean Pol que
quería que lo vea recuperado gracias al medicamento y la fuerza de voluntad…No
se imaginan la alegría que sintió la señora.
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