21 de junio de 2012

LA AUTOCRITICA.


La falta de autocrítica, trae como consecuencia dos efectos erráticos perjudiciales en la vida de la persona. Estos son: la sobrestimación y la subestimación personal.
La sobrestimación del propio valor muestra a las personas que la padecen bajo una  luz muy poco simpáticas.  Este tipo de personas solo piensan en sí mismas y, lo que es aún peor, que únicamente hablan de sí mismas. Comienzan cada frase por un “yo…”, cada gesto es exagerado y orgulloso. Notándose dicho comportamiento muy alejado de los auténticos conocimientos y valores; ya que las auténticas cualidades no suelen ir acompañadas de jactancia o fanfarronería.
La causa radica en la mayoría de los casos, en una inseguridad interior que se intenta camuflar por medio de una seguridad ficticia.
La subestimación o menosprecio de las propias cualidades suele provenir de un aislamiento mal sano, del temperamento melancólico de los individuos que encuentran mal todo lo que se refiere a ellos mismos.
Frecuentemente la causa de la propia subestimación tiene su raíz  en experiencias infantiles. El menosprecio de uno mismo suele abarcar la personalidad toda y suele exteriorizarse por pensamientos negativos.
Está fuera de toda duda el que los sentimientos depresivos y de inferioridad finalmente, no conducen solo al decaimiento moral, sino que, igualmente, pueden conducir a incurables males físicos.
El sentimiento de descontento de uno mismo se trueca en un estado duradero de cansancio hacia su propio ser. En principio se trata en un no querer del cuerpo que, fácilmente, se convierte más tarde en no poder.
Cabe subrayar también que tales dolencias se disuelven en nada cuando se logra suprimir las ideas negras que las han producido, poniendo en su lugar, un fundado conocimiento de la propia personalidad y confianza en sí mismo.




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