25 de julio de 2012

SOBREVIVIENDO AL CANCER


Creo que la etapa más difícil que nos toca vivir a quienes se nos detecta “Cáncer”, es la espera del resultado de la biopsia. Siendo probable en la mayoría de los casos que el momento en el que se nos diagnostica quede grabado por siempre en nuestra memoria.  
Luego de haber aceptado nuestra enfermedad, uno se concentra solo en superar el tratamiento. Si logramos salir airosos, comenzaremos a analizar la experiencia y lo que haremos de aquí en adelante, tratando de que la vida vuelva a ser como antes del cáncer, aunque generalmente es imposible. Porque quedan secuelas y la incertidumbre de en qué momento  se dará el rebrote; del que nadie sabe con certeza si sobrevivirá.
Pero a pesar de haber tenido que luchar duro y aunque parezca contradictorio, uno sale de esa situación, más fuerte emocionalmente y con mayor determinación.
Es aquí cuando aprendemos a vivir el día a día, porque somos conscientes de que no tenemos la vida comprada, valorando cada día vivido que Dios nos regala. 

VIVIENDO EL DIA A DIA


En estos tiempos llenos de estrés, vamos  cargando nuestra pesada mochila, la que contiene todas nuestras penas, alegrías, tristezas, triunfos, derrotas, frustraciones,  traumas, etc.
Tratando de vivirlas todas a la vez como si fuéramos robots, aniquilando nuestras energías y dejando de disfrutar la vida sin detenernos a pensar en el HOY… Ese hoy que puede ser el último de nuestras vidas.
Sacudámonos de las vivencias tristes del pasado, ya que éstas pertenecen al AYER. Haciendo de ellas, parte de nuestra experiencia. Que nos ayuden a hacernos más fuertes… porque al fin y al cabo logramos superarlas.
No tratemos de adelantarnos al futuro, presagiando acontecimientos que tal vez nunca sucederán y que solo están en nuestro pensamiento. Lo que tenga que venir MAÑANA, ya vendrá, porque  todo cae por su propio peso.
“Sana el pasado, vive el presente, sueña el futuro”.

 

EL PERFECCIONISMO


Buscar el perfeccionismo en todo lo que realizamos, puede llevarnos a la inmovilización en nuestras actividades o ser un obstáculo a la mera posibilidad de hacer algo. Si tienes cánones de perfección para ti mismo, nunca tratarás de hacer de hacer nada y no harás mucho porque la perfección no es concepto que se pueda aplicar a los seres humanos.
No dejes que el perfeccionismo te deje a un lado evitando que tomes parte en actividades que te pueden resultar placenteras.
Trata de cambiar “haz lo mejor que puedas” por simplemente “hazlo”.

 

AJUSTA TUS ACTOS


Mujer: cuando te encuentres sola, sumida en el silencio de las horas vacías, medita en las grandes verdades de la vida que son brújula de tu destino. Cuida tu honor, no murmures, no envidies, no seas susceptible a la ambición ni a la vanidad.
Piensa que en todas las cosas de la vida hay una fuerza potente: el bien, que nunca podrá ser opacado por el mal.
No hagas confidencias. Confiarse es entregar las armas… y tú ignoras quién pueda declararte guerra.
No traiciones. Existen mujeres traicioneras, desleales, capaces de llegar a tal por un vestido, por una joya… hasta por cosas triviales y tontas. No engroses la caravana de las mujeres que se han arrepentido de haber sido infieles con quienes sólo merecían amor.
Aprende a estar sola, a ser fuerte, a ser leal, a ser tu propio juez. Jamás hagas nada que pueda ser luego motivo de arrepentimiento, que no puedas contarlo sin enrojecer. Vive con la conciencia limpia, abierta sus puertas de par en par.

 

16 de julio de 2012

EL TEMOR AL FRACASO


El fracaso puede ser productivo. Puede servir de incentivo al trabajo y a la exploración. Y puede incluso tildársele de éxito si muestra el camino que lleva a nuevos descubrimientos.
Sin fracasos no podemos aprender nada, y sin embargo hemos aprendido a considerar el éxito como un tesoro y como la única meta posible.

Tenemos la tendencia a esquivar todas las experiencias que puedan acabar en fracasos. El miedo al fracaso es parte importante del miedo a lo desconocido. Todo lo que no dé la impresión de que será un éxito inmediato debe ser evitado. Y el tenerle miedo al fracaso significa temer tanto a lo desconocido como a la desaprobación que te puede acarrear el no hacerlo lo mejor posible.