El
fracaso puede ser productivo. Puede servir de incentivo al trabajo y a la
exploración. Y puede incluso tildársele de éxito si muestra el camino que lleva
a nuevos descubrimientos.
Sin
fracasos no podemos aprender nada, y sin embargo hemos aprendido a considerar
el éxito como un tesoro y como la única meta posible.
Tenemos la tendencia a esquivar todas las experiencias que puedan acabar en
fracasos. El miedo al fracaso es parte importante del miedo a lo desconocido.
Todo lo que no dé la impresión de que será un éxito inmediato debe ser evitado.
Y el tenerle miedo al fracaso significa temer tanto a lo desconocido como a la
desaprobación que te puede acarrear el no hacerlo lo mejor posible.
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