2 de abril de 2014

EL PODER DE LA CONVICCION

Se dice que el niño aprende por imitación mediante el ejemplo y el adulto por convicción…
Solo cuando estemos plenamente convencidos de que nuestros patrones de conducta  no son los más adecuados para nuestro desarrollo dentro de la sociedad y deseosos de revertir la imagen que hemos proyectado. Será cuando podamos decir que hemos madurado.
Es este "el punto de quiebre", donde podremos romper  y liberarnos del círculo vicioso en el que hemos permanecido inmersos, dando paso a formas de actuar conscientes del rol y fines para los que hemos sido creados; como es,  la de ser útiles para nuestra sociedad.
Tal vez cuando somos jóvenes, como producto de la inmadurez,  creemos que somos “vivos” o que “nos pasamos de vueltas”.
Pero a medida que pasan los años, en algún momento de nuestro existir, haremos un recuento de nuestra vida y si en ella descubrimos que fue infructuosa, que pasamos por la vida sin dejar huella. Entonces sentiremos frustración y remordimiento (si todavía nos queda algo de sensibilidad). Siendo a veces tarde para dar marcha atrás.
 
“Querer, es poder”.
 

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