5 de enero de 2015

CONFORMIDAD Y DISCONFORMIDAD


Se suele decir que el conformista es el bueno y que el disconformista  puede ser o el mejor, o el peor. El que se conforma, obtiene  mayor aprobación social; pero, a veces, quien termina por conseguir mayor aprobación, es el que no se conforma. En el primer caso se trata de una aprobación general, pero por lo regular mediatizada y en el segundo caso, la aprobación es menos probable, pero si llega a producirse, puede llegar a ser mucho más entusiasta.
Sin embargo, es la conformidad la que provoca inmediatamente aceptación en el agregado social y un mínimo de conflictos con los demás individuos; satisface directamente necesidades de asociación y posición; pero aunque el conformista disfruta de seguridad, pierde individualidad e iniciativa, sacrificando cierto posible prestigio o poder superior.

Hay 2 formas de disconformidad: una inferior, la del delincuente que no se conforma por un exceso de interés particular; y otra superior que es la del creador ético, científico, artístico o filosófico, etc., que rechaza las limitaciones del medio en que vive. Los grandes filósofos y pensadores son evidentes figuras del disconformismo.
 

 

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