Esta
es una historia contada por terceros; se trata de una humilde madre, cuyo sueño
dorado era verlo graduado de Médico a su hijo
mayor para que posteriormente ayudara a sus hermanos menores.
La pobre señora madrugaba al Mercado para vender Alfalfa, caminaba por
horas desde su casa que se encontraba alejada de la ciudad para ahorrar los
pasajes. Pero todos estos sacrificios que realizaba eran recompensados con el
orgullo que sentía cuando su hijo iba a verla portando el Mandilón blanco.
En las visitas que el hijo hacía a su madre, conoció y embarazó a una chica
que también vendía en el Mercado; el joven para asumir su responsabilidad tuvo
que truncar sus estudios y trabajar de taxista, causándole un profundo dolor a
su madre.Reflexión: Démosle la carrera a nuestros hijos como parte de nuestras obligaciones, sin esperar ninguna recompensa... Aunque nos demande un gran esfuerzo. Queda en ellos el reconocimiento y gratitud hacia los Padres.
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