Tengo por costumbre cada noche, hacer un recuento de las
cosas que realicé durante el día y siento la satisfacción de que fue “un día
productivo”, sin que necesariamente se traduzca éste en dinero; cosa contraria
me sucede cuando fue poca la actividad que desplegué.
Siento que la actividad es vida, es vitalidad, es energía
pura para poder desarrollarnos; ya que habrá mucho tiempo para descansar cuando
ya no estemos en este mundo.
Vivir, es sentirse útil para sí misma y para los demás,
ya que ésta es nuestra misión en la Tierra.
“Vivamos
a plenitud, mientras Dios nos lo permita.”
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