1 de noviembre de 2015

CONFESIONES


Creo que todo paciente oncológico que logra sobrevivir a Operaciones, Quimioterapias y Radioterapias. Queda con secuelas posteriores.
Las que se evidencian como “recaídas periódicas" por descompensación del Sistema Inmunológico (pH en la sangre), manifestándose como un cansancio desmesurado,  decaimiento corporal acompañado de dolor muscular, produciendo miedo o temor la pérdida de energía; lo que aflora  del sub-consciente (mientras dormimos), cuando tratamos de disiparlo en forma consciente mediante la actividad, para no quedar “paralizados”.

Esta sensación podría compararla con una "Esponja comprimida" (durante la recaída), a la cual, cuando se deja de ejercer presión, recupera su forma y volumen (regresando nuevamente a la rutina normal). Es decir que: "Ella... Sola viene y sola se va".

La Quimioterapia acidifica el organismo a tal extremo, que éste debe de recurrir a las reservas alcalinas de forma inmediata para neutralizar, tanta acidez, sacrificando bases minerales (Calcio, Magnesio, Potasio) depositados en huesos, dientes, uñas, articulaciones y cabello. 
 
Esto lo podemos comprender solo los que  vivimos las mismas experiencias, es por eso que decimos que: “Entre gitanos no nos podemos leer las manos” porqué si alguien dice que pasó "normal" el tratamiento, significa: o que está mintiendo o que no está haciendo efecto el tratamiento (que es lo más alarmante), ya que esta es una enfermedad “que sabe guardar las apariencias” (para quienes no la conocen)…Cuando nos ven, parecemos estar “llenos de vida” y sin embargo nadie sabe cómo la pasamos, cuando estamos “entre cuatro paredes”.
De lo que si estoy plenamente convencida… Es que como somos “Materia y Energía”.

Aunque la materia se transforme, mientras no se apague la energía, será como una “Luz de esperanza” para nosotros.

"Ayúdate tu mismo".
 

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