Pienso que todo ser humano a
determinada edad hace un balance de su propia vida, el que consiste en el
recuento de los actos realizados durante el trayecto de su existir.
Evaluamos: nuestros aciertos
y errores cometidos, las alegrías y tristezas, los triunfos y derrotas, las
virtudes y defectos… llegando a la
conclusión de que pudimos haber usado mejor el tiempo ya consumido.
Lamentablemente no podemos
retroceder el tiempo, porque éste ya pasó. Pero nunca es demasiado tarde para reorientar
la brújula de nuestra trajinada vida.
Hay vidas aparentemente
exitosas y que sin embargo son profundamente infelices… es aquí donde nos
preguntamos ¿Por qué?... si lo tienen todo. Dándonos cuenta que la respuesta es,
que junto a un éxito exterior, hay un empobrecimiento interior.
“El
conocimiento viene de afuera, la sabiduría viene de adentro”
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