Bien, por aquella mujer que es respetada y considerada
por su pareja.
Pero esta vez quiero referirme a una realidad innegable; como es
el maltrato verbal, físico, discriminatorio y la
irresponsabilidad de algunos hombres que no son conscientes del rol que les
toca asumir como cabeza de una gran empresa como es el matrimonio. Atentando
contra la integridad y dignidad de la mujer.
Casos que no solo se dan en estratos sociales bajos, sino en
toda clase socio -cultural. Entonces yo digo; para que tanta instrucción si
esto no ha servido para reeducar nuestra mente, como seres pensantes y
racionales que somos; y ser capaces de
romper las cadenas que adquirimos en la infancia, producto de los traumas ó
simplemente de una formación inadecuada.
No olvidemos que en el tren de nuestras vidas, van subiendo
nuevos pasajeros que son nuestros hijos, quienes cuando formen sus respectivos
hogares querrán: “seguir bailando
el mismo ritmo que aprendieron con nosotros sus padres”.
Es por eso que día a día va incrementándose el número de mujeres:
madres de familia y profesionales que despeñan múltiples funciones, tanto en el
hogar como en el trabajo; logrando de esta manera su independencia económica. Y
así poder hacer realidad su única meta que es la hacer de sus hijos personas de
bien para el futuro.
Estoy convencida, que la responsabilidad compartida es la
solución Salomónica para estos casos y así lograr la igualdad de género, en la
que “nadie subyuga a nadie”.
Y para aquella mujer que no aprendió a valorarse, le digo: Ya es
hora de despertar y tomar conciencia del lugar que le corresponde.
Si quieres tener hijos emocionalmente
sanos,
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