Los acontecimientos de la vida
pueden ser: importantes, insignificantes y otros que no significan nada. Todo
tiene un PRECIO COMERCIAL y un PRECIO PERSONAL que no puede medirse con dinero,
llamándose a éste último VALORACION INTERNA.
En efecto, dado el acontecimiento
, se sabrá como la subconciencia categoriza la escala de prioridades; por
ejemplo: en un incendio salvamos primero a nuestro hijo ó a la madre (de acuerdo
a la sobrevaloración). Un mecanismo de defensa contra la sobrevaloración en
situaciones que están por encima de nuestras fuerzas es ignorar
involuntariamente, rechazar el objeto mismo, olvidarlo; es lo que sencillamente
se conoce, como la pérdida del conocimiento (desmayo).
Es de esta manera que olvidamos
los dolores, enfermedades, defectos físicos, remordimientos y hasta de nuestros
deberes; es decir aquellos pasajes de nuestras vidas que nos hacen daño.
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